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Si se retoman los aspectos del conocimiento que han sido desterrados del legítimo canon del proceso cognitivo (el movimiento y la multidimensionalidad, principalmente), es posible establecer a grandes rasgos de qué manera es posible la realización de una crítica de las condiciones trascendentales a las que está sometido, no sólo el conocimiento, sino la estancia toda del humano o, lo que es lo mismo, la posibilidad en general de una filosofía vital y no sólo de una filosofía que se agote en lo situacional.

El excesivamente simplista modelo moderno de la relación cognitiva sujeto‐objeto está basado en una distinción cualitativa de tipo dualista que compete a la esencia misma de la actividad subjetiva y de la pasividad objetiva como dos ámbitos diferenciados, ignorando que la distinción entre ambos no puede —ni aún en el modelo cartesiano de las primeras dos meditaciones— alcanzar a la esencia de cada uno, pues susubstancia es la misma. La diferencia se da, no en cuanto a su cualidad substancial sino a su cualidad modal y a la cercanía con la intencionalidad ante-consciente (con la espontaneidad libre del yo,según en lenguaje kantiano). En otras palabras, la exigencia de una diferencia substancial entre lo que conoce y lo que es conocido es lo que ha llevado a pretender que haya una facultad meta–cognoscitiva más etérea que la cognoscitiva para que pueda abarcarla; pero este esquema dúo‐substancial yerra, pues el objeto conocido es en realidadexperiencia de objeto; no materialidad en sí, sino sensación de materialidad. Es, pues, la falta de compromiso con el idealismo lo que hace que se descalifique así la pretensión de trascendencia de la crítica. La actividad mediante la que se descubren las cualidades y las razones de un objeto atiende a la experiencia que hay de él en la propia consciencia; no existe el movimiento lineal hacia el objeto,sino que tal movimiento se dirige a la experiencia que se da siempre dentro de la misma consciencia, es decir —como también y contundentemente lo afirma Kant mismo— después de su intuición.

Lo anterior significa que la experiencia se ha descubierto como lo que es examinado por la facultad cognoscitiva en pos de descubrir la cualidad y la racionalidad de lo que se experimenta. Es decir, que se cambia la perspectiva esquemática que se objeta a la posibilidad de la crítica y se convierte al ejercicio habitual del conocimiento de objetos–experiencia ya en un ejercicio de examen de la experiencia realizado en la experiencia misma; esto es, que se debe admitir, en primer lugar, la recursividad de la experiencia sobre sí misma a través de la atención y la expectativa; y a partir de esto podemos desentrañar el camino posible por el que se llega a la determinación delas condiciones generales del darse el conocimiento y la experiencia mismos. Si el análisis y el examen de objetos se resuelve por medio dela experiencia en la experiencia misma, ¿cómo se puede dar el examen dela generalidad irrebasable en la que se está ineluctablemente inserto?:Porque 1) el proceso del conocer se da como experiencia y 2) la tarea del razonamiento se aboca a la búsqueda de lo invisible que de la experiencia del mundo. Esto quiere decir que, así como es capaz la consciencia de encontrar en lo que transcurre en ella la regularidad y la armonía a través del recurso a generalizaciones y falsaciones, así mismo es posible —dado que el conocer se ejerce durante un tiempo y es una experiencia— evaluar y conocer de los procesos que subyacen a la actividad empírica en cuanto tal, ya que éstos se ejecutan cada vez que se acaece una nueva experiencia, o es decir que están permanentemente presentes para los objetos de los que se tiene ahora consciencia y permanentemente devinientes para los objetos que acaecenen cada momento. Este devenir es lo que permite, ya que se ha determinado la experiencia en la forma que se ha hecho, buscar las condiciones bajo las cuales ésto a sucedido; el método para el descubrimiento de lo que subyace a la experiencia es el de la búsqueda,no sólo de la permanencia, sino de la constante renovación de su conformación en lo que se vive; no sólo en general, sino en cada momento y ante cada objeto particular.

Es decir, que cuando se aprende a un objeto no sólo se conserva el aprendizaje, sino el recuerdo del proceso que lo hizo posible y, a más de esto, la multidimensionalidad de la capacidad de atención permite el aprendimiento de varios hechos simultáneos (como el del aprendizaje y determinación empírica de un objeto o hecho y el proceso por el que sedan éstos), pues la consciencia no es un agente lineal y unívoco, sino algo más parecido al espacio en el que ocurre lo que soy y que está determinado múltiplemente (desde la multiplicidad de sensaciones hasta la multiplicidad de intenciones hacia cada una de éstas e incluso hacia una sola). No hace falta el recurso explicativo a ningún desdoblamiento de la consciencia para captarse a sí misma, pues el trabajo propio de la consciencia implica ya que se encuentra arrojada continuamente hacíasu propio contenido y que es así como realiza su función aperceptiva y, más humanamente, también reflexiva.