micros
Quizo vivir enmedio de un árbol, oculta en una flor, escondida de los buitres y las palomas; pero los enemigos no descansan, ni las abejas. Hoy, al Zócalo. A ver qué pasa; tiene que pasar algo, la situación lo amerita… a ver qué pasa. Buen día. Un sábado frío y un estómago que no quiere dejar de envenenar mi cabeza. Mal día para mí. Mal tiempo para pensar: Buenos pretextos, perezoso No se puede vivir en la relatividad del valor de ésta mi vida, no se puede vivir aceptando muchas verdades, so pena de volverse una piltrafa Detened al perro que ladra siempre, detenedlo antes de que acabe de asfixiarse, antes de que mate al niño por fin, antes de que vuelva aquí. En este pequeño mundo en el que pocos saben qué hacer con su tiempo vital, la gente se complace planeando vidas ajenas —hasta la suya propia— En el principio de toda la maldad, como en el pincipio de toda vida, están siempre la ausencia de saber y el desmedido impulso hacia fuera. Afortunado por burgués, aunque demasiado para serlo realmente… No es interesante ver cómo una persona va dejando su aliento esparcido por esta tierra hasta el último. Interesante es contar sus lágrimas. Antes de que lo alcance la fuerza mortal de su mirada, hay que buscar una piedra con una cavidad tal que puedan entrar él, su mascota y dios Siento cómo se consume el tiempo y se acumula en mi vientre, siento cómo la luz me provoca. Ante esto, la indiferencia se yergue majestuosa. Al crepúsculo dominical (solecito anaranjado): Y sin embargo, bajo el cielo que presides continúa el aparecer de rostros que rigen mi tiempo El séquito que solía acompañarlo quedó en la entrada del pueblo, mientras en las casas se escuchaban gritos, súplicas, insultos: Bienvenidos Hombres mentirosos que se desprecian a sí mismos a tal grado de no morir de la vergüenza en descubriéndose tan cretinos, cual lo son sin duda No siempre se puede levantar la mirada; aunque todo es cuestión de pareceres ¿Por qué no la de una súplica? Parece que así se levanta igual. Delante de los ojos suyos y de los de aquél, Carlos tomó entre sus manos el regalo de Javier. Mejor no abrirlo, mejor la muerte. Y así fue. No hay en el mundo riqueza capaz de coaccionar la dignidad de una persona íntegra, ni de acabar con la esperanza inocente que nos acompaña. No hay en el mundo riqueza suficiente para calmar la consciencia que se sabe causante de tanto sufrimiento, ni ahogándose siempre en alcohol No hay en el mundo riqueza suficiente para alabar la grandeza de los que no ven la inmensa miseria y dolor que posiblita su concupiscencia. No hay en el mundo riqueza suficiente para satisfacer a todos los holgazanes que se regodean en el lodo de la obscena mezquindad capitalista «Todo, por servir, se acaba» A pesar de que en la orilla se encuentre una piedra con forma piramidal, hay que terminar de comerse lo que está en el plato. La situación de mierda a la que lo trajo su miedo a la humillación, las denigrantes consecuencias de mantenerse íntegro en tiempos de crisis «Yo sé que tu recuerdo es mi desgracia y vengo aquí nomás a recordar» Nunca ha faltado el grito de desesperación pero ahora, sin la fuerza del impulso inicial, sólo queda el patetismo de repetir la frustración. Estamos locos y cansados. Se crean y se destruyen civilizaciones y mundillos indistintos en el fondo: la decadencia. No porque la gente suponga que comer les ayuda a vivir es eso cierto: Para muestra, todos los que han muerto atragantados. Uno puede desatender la vida y suponer que ya no hay más a dónde ir; pero el destino nos arrastra, y no en manera educada. …El poder de una canción para destrurir un alma que ya se había acostumbrado a la serenidad. Parece que las provocaciones han comenzado de manera muy burda. Ése es el tamaño de su miedo, y aquél es el peligro de su desesperación.