Escala aún más el intento de golpe mediático de la oligarquía neoliberal, abierta y oficialmente llamando a la desobediencia a la autoridad en tiempos de una emergencia sanitaria imprecedente, con tv azteca haciendo el papel de venevisión. Cuando la emergencia pase, vendrá la recesión. Bien hace AMLO en proponer adelantar la revocación de mandato: es tiempo de que sea el pueblo el que tenga ya la palabra, y no la millonaria campaña de deslegitimación y calumnia fabricada por bots, pero que quiere escurrirse entre las mentes crédulas y pre‐adoctrinadas.
La decisión de poner al secretario ¡de relaciones exteriores! como coordinador de las operaciones de emergencia por el COVID‐19 no tiene sentido técnico: es una designación política. Ya son varias las tareas que se ha arrogado Ebrard sin que sus capacidades lo ameriten. Como en el neoliberalismo, se le asignan responsabilidades sin más mérito que su cercanía personal con el ejecutivo.
Si López Obrador confía tanto en sus capacidades operativas, ¿por qué no lo pone en Gobernación y ya? Parece un intento de posicionarlo como presidenciable hacia 2024. Ciertamente, Ebrard no es un ejemplo de incorruptibilidad; y, entonces, ¿dónde queda la honestidad como principio máximo de este gobierno?
Está bien —por el momento— lo que está pasando en Morena: Está bien que las disputas sean públicas, y que los miembros prominentes del partido enseñen sus cartas y sus caras.
Lo que no estaría bien sería que los órganos internos no funcionaren, que el agandalle y la ambición “vulgar” tomen las decisiones finales y que la incipiente, multimorfa, 4T se empiece a hundir cuando ni empieza a caminar. Y esto tienen pasar sin la intervención —i.e., la instauración— de un jefe máximo.
Monreal está abriendo una herida, está poniéndole una prueba fundacional al partido. Del cómo se resuelva esto aprenderemos mucho del futuro del partido. Sí López Obrador interviene, sin embargo, quedaremos en las mismas que hace unos ochenta años.
Lo que natura no da, tus asesores ignorantes y pendejos que aceptaron tu tesis ignorante y pendeja para perpetuar su estirpe de ignorantes y pendejos no prestan.
No hay crisis humanitaria en Venezuela; y la escasez que sí hay es producto de quienes ahora quieren que se los reciba como a salvadores. En esos comboyes viajan, como en caballo de Troya, el proto‐fascismo colombiano, el neo‐fascismo brasileño, el imperialismo gringo, y la renuncia a la soberanía de cualquier país no alineado a los intereses del imperialismo occidental.
Ya Trump enlistó a los que siguen, pero, si consiguen su objetivo, esa lista apenas es el inicio.
No hay lugar a dudas: el asesinato de Samir Flores fue por su oposición a la termoeléctrica, y sus autores, personas con muchos intereses en ese proyecto.
López Obrador, efectivamente, no es represor. Su honestidad y su pacifismo han superado las pruebas más duras. No puede decirse lo mismo de sus delegados, gobernadores, o de cualesquiera otros con intereses casualmente coincidentes. Quien lo haya hecho, muy probablemente, como lo ha señalado el Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua, se sintió amparado por el desprecio y la abierta descalificación del presidente al movimiento de oposición.
A veces parece que López Obrador se entiende como en campaña y no como jefe de estado. Sus críticas a los “conservadores de izquierda” se sienten más como un ataque personal que como una caracterización adecuada —que a veces sí lo ha sido—. Pero la campaña ya se acabó: ya no son estos movimientos adversarios o descalificadores políticos, sino mexicanos que justamente demandan audiencia y ejercen su derecho a hacerse escuchar; mientras que López Obrador es una autoridad, la autoridad, y su opinión tiene muchas más repercusiones de a las que está acustumbrado.
Mucho más allá de condenar este asesinato, el ejecutivo debe entender como prioridad la investigación de su autoría intelectual. Lo peor que puede pasar para la lucha social es que el asesino, aparte de impunidad, consiga su negocio mientras el gobierno federal mira para otro lado.
Este caso será ejemplar. ¿Qué mensaje recibirán los caciques, paramilitares, y todos a quienes les estorban los que luchan por su justicia?: Debe quedar muy claro que esto es intolerable y es responsabilidad del presidente ocuparse de que así sea.
El Proyecto Integral Morelos ha quedado bautizado con sangre.
Que no se olvide que Morena fue la llave que abrió la posibilidad del cambio de gobierno, y que son su nombre y el proyecto que invoca el motor de la transformación.
Usarlo como moneda de cambio es un error gravísimo. Al final del sexenio, es el partido el que quedará, y éste debe estar por encima de cualquier persona o legislación particular.
¿Qué esperanza podría haber en un organismo que venda su dignidad por transigencias ocasionales? ¿Qué regeneración si fuere la influencia política el parámetro de aceptación y decisión?
Sorprende que el Estado mexicano insista en fortalecer una lógica militar que privilegia la muerte de quienes considera “enemigos”, en lugar de reconocer sus garantías individuales, comenzando por el derecho a la vida, planteó la representación en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU‐DH).
Ah, ya veo; entonces el problema es que no tienen idea de lo que está pasando.
Demandan capacidad negociadora y oficio político, pero por ello entienden moches, maiceos, tranzas, compra de lealtades… Así anda su concepción del legislativo.
Los caballitos de troya de los organismos autónomos.
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Una breve pero iluminadora cuenta de lo que se está moviendo en Europa para conseguir el golpe y sometimiento en Venezuela.
Esto pone todavía más peso a la soberanía con la que se ha conducido el gobierno mexicano, para quien las presiones deben ser mucho mayores.
Después de décadas de debilitación deliberada de su capacidad productiva y refinadora, cargas tributarias imposibles, y corrupción exhudando de cada centímetro de Pemex —en los que no vieron problema alguno—, les basta un par de meses para degradar el valor que le ven para la utilidad de los inversionistas.
Que jamás se nos olvide que las fuerzas ideológicas, y ahora geopolíticas y militares que tienen a Venezuela bajo sitio son las que mueven estos hilos. Y esta degradación es un aviso, una narco‐manta de cuello blanco, para que no se nos ocurra desoír sus consejos.
Nótese la editorialización infantil, estúpida con la que bloomberg reporta el suceso. Puros principios rigen a esa gente.
Un cualquiera levanta la mano en una plaza, y las potencias mundiales hacen el resto. Como en sus mejores días de imperialismo en el xix, como si la gente venezolana fuera muda, ciega, sorda.
Washington cierra sus garras sobre su verdadero interés, y unilateralmente se apropia del dinero de PDVSA.
Sin tapujos, todos los potenciales beneficiarios de una política privatizadora y entreguista que ya les prometió su títere se manifiestan, presionan, aíslan… sin piedad despojan a los venezolanos de lo suyo, de alimentos, de medicinas, de lo que haga falta para que, desesperados, medio muertos de hambre, les den una legitimidad interna que nunca van a tener.
Un juego de conveniencias del mundo civilizado para obligar a un país soberano a que sea su sirviente, para que todos los demás aprendan lo que les pasa a los que se les niegan.
¿Otro Iraq, otro Vietman? ¿Hasta dónde se detendrá su arrogancia? ¿Hasta dónde vamos a seguir siendo sus títeres indefensos, sus explotados, sus muertos escondidos para que puedan negar internamente que su capitalismo es asesino?
Varias veces he escuchado de varias personas que “no se habla como se escribe ni se escribe como se habla”, y esa postura siempre me ha parecido confusa.
Puedo entender que la escritura requiera una manera discursiva particular, del mismo modo que una fiesta, un trámite o una clase, por ejemplos, hacen y requieren distintas maneras de expresarse, sea por el contexto o por el contenido de lo que se quiera decir; también es posible que la falta del sentido de urgencia de la expresión oral nos permita ser más cuidadosos y precisos al momento de escribir.
Pero estas personas han parecido señalar que el modo expresivo de la escritura es uno cualitativamente diferenciado de todos los demás; que hay palabras, fórmulas, modos argumentativos que se deben reservar para uno y excluirse del otro.
Por lo que a mí respecta, no me es posible mantener una barrera semejante. El nacimiento de lo pensado casi de inmediato se moldea en palabras, y el tener que re‐moldearlo para un uso o para el otro me parece una pretensión, a más de tediosa, inútil.
estados unidos y sus rémoras, aplaudiendo y alentando un golpe de estado, patrocinando la violencia y la sangre que pueda correr. Hambrientos desesperados están de la desigualdad y la soberbia criminal que tanto extrañan en la tierra de Bolívar.
¡Qué pena! ¡Qué rabia! ¡Qué América!
En el asunto de la planta cafetalera de Nestlé se respira un inconfundible olor neoliberal. Demasiado empeño en complacer a la transnacional; ninguna escucha de los justos reclamos de los productores.
Por si fuere poco, así están sentando un precedente para sus otros mega‐proyectos: desconfiar de su palabra y de sus intenciones, de antemano comprendidas como embusteras.
Muy cagados y todo sus memes de Tlahuelilpan, nomás que se les olvida la intolerante indignación con la que exigían, gritando, “respeto” para las víctimas de los recientes temblores porque el paisaje desde las ventanas de sus coches no los dejaba tranquilos.
Habría que ver cómo cargarían en su cabeza el estruendoso grito de puro dolor, de súplica, de incesante terror que significa tener cada poro te tu cuerpo en llamas.
En fin, que no es graciosa su moral con anteojeras.
Los gasolinazos (más que toda la corrupción, abusos, injusticia, muerte…) fueron el golpe contundente que propulsó la caída estrepitosa del peñismo y, con ello, del neoliberalismo. Obviamente, todo lo anterior se veía engranado en estas alzas evidentemete injustificadas.
La lucha contra el huachicol, en cambio, sí tiene una justificación palpable para una población que, caprichosa, va también perdiendo la corta paciencia que tiene cuando uno se memete con sus rutinitas. Pero la justificación que se da es sólo la de la superficie: Sí, se trata de acabar con el huachicoleo en un plazo inmediato; pero lo importante es que se trata de rescatar a Pemex para la nación. Pemex: el pilar que sostuvo al presupuesto federal y que permitió alguna soberanía económica para el país desde el cardenismo y que dio, así, margen de maniobra para poder implementar políticas públicas, programas de obra pública, de cultura, de asistencia, de cualquier cosa que se necesitara.
Esta batalla es, pues, la que va a definir el arranque del rescate del país; no es, pues, algo menor. Y eso bien vale la pena de meterse en el volátil asunto de la gasolina.
Hay que ver la notoria diferencia entre las maneras actuales y pasadas del combate al huachicoleo.
Ahora, se ha cambiado el método de distribución para romper la cadena de flujo, se ha evitado el acceso de los administradores a la información y toma de decisiones de los vehículos que lo transportan, se han resguardado los depósitos para que la ordeña no pueda darse. En fin, se trata de una estrategia real.
En el sexenio pasado lo que se veía era a las policías federales y estatales asolar poblados y asesinar gente que ellos asociaran con grupos de vendedores minoristas, ta vez desafiliados de la venia oficial.
Durante la campaña, una de las preguntas “espinosas” que solían lanzar periodistas y columnistas contra López Obrador era, precisamente, cómo iba a acabar con este problema; para que cuando él respondiera diciendo que combatiendo las causas sociales, ellos se burlaran aduciendo que era imposible y estúpido detenerlos sin que corriera la sangre, promoviendo como energúmenos la simulación asesina, la hipocresía a la que no le importa segar vidas, las que sean, sólo pa disimular.
Lo que estamos viendo es lo que pasa cuando el gobierno no es cómplice del saqueo a la nación.
Corazón, corazón
- Corazón, corazón
- Corazón, corazón
- No me quieras matar corazón
- Es inútil dejar de quererte
- Ya no puedo vivir sin tu amor
- No me digas que voy a perderte
- No me quieras matar corazón
- Yo qué diera por no recordarte
- Yo qué diera por no ser de ti
- Pero el día que te dije “te quiero”
- Te di mi cariño y no supe de mi
- Corazón, corazón
- Corazón, corazón
- No me quieras matar corazón
- Si has pensado dejar mi cariño
- Recuerda el camino donde te encontré
- Si has pensado cambiar tu destino
- Recuerda un poquito
- Quién te hizo mujer.
- Si después de sentir tu pasado
- Me miras de frente y
- Me dices “adiós“
- Te diré con el alma en la mano
- Que puedes quedarte
- Porque yo me voy
- Corazón, corazón
- Corazón, corazón
- No me quieras matar corazón.
- Si has pensado dejar mi cariño
- Recuerda el camino donde te encontré
- Si has pensado cambiar tu destino
- Recuerda un poquito
- Quién te hizo mujer
- Si después de sentir tu pasado
- Me miras de frente y
- Me dices “adiós”
- Te diré con el alma en la mano
- Que puedes quedarte
- Porque yo me voy
- Corazón, corazón
- Corazón, corazón
- No me quieras matar corazón