But when you find the ocean, how will you know where to go?
- Sarah Bonito
- Gus Lobban
- Jamie Bulled
- Waking Up 2:57
- Heard a Song 3:19
- Graduation 3:19
- Fish Bowl 1:45
- Big City 2:52
- Break 3:16
- Lipslap 3:39
- Try Me 3:29
- Paintbrush 0:57
- Trampoline 4:03
- Picture This 3:24
- Hey Parents 3:22
¿A dónde se va al momento de despertar uno el día? Cuando se abren los ojos, y la frescura de sensaciones nuevas nos da la bienvenida a la vieja familiaridad empequeñeciente de lo cotidiano, nos rodea de la basura revuelta en el piso, de las ropas (limpias y sucias) que con su inercia nos recuerdan que la agencia particular es necesaria; y que lo es a pesar de nuestra reluctancia a concretar nada grave, nada que vaya a quedar registrado en la historia, nada que vaya a trascender nuestro descenso a la tumba.
Estamos atrapados en el momento. No importa si su duración es de unos minutos, días o del resto de nuestra vida; la duración de lo efímero es irrelevante si no puede bastar para trascender su finitud. Encontrar en el contento de la actitud particular, simple, eterna (en tanto que somos ciegos a sus límites) la forma más cercana de la felicidad es una manifestación de la conquista de la vida: Quizá no seamos capaces de encontrar y realizar el {un} propósito de la vida, pero sí podemos hacerlo de los momentos.
Las canciones de KKB en Bonito Generation representan la conquista de los momentos; el adueñarnos de ellos no como pequeñas ocurrencias en un mundo largo y múltiplemente complejo, sino como momentos totales de la vivencia personal, anegados de nuestra intencionalidad que, por medio de la renuncia a la trascendencia, es capaz de extender el significado del momento presente al significado de todos los momentos, que siempre son uno, que siempre son éste.
Pero no se trata de un disco que se escriba desde el antes del rompimiento de la ingenuidad original, o que carezca de una sensación de coherencia vivencial. En él también se encuentra un reconocimiento de la confusión que viene con la ampliación de la perspectiva, y de las absurdas (serviles, pulverizadoras) expectativas sociales en las que se enmarca la vida sosa y desarticulada de la clase media primermundista.
Lo que también se llega a asomar es una confesión de lo insuficiente que es el contento‐ahora cuando se amplia la perspectiva temporal y óntica, cuando se despeja por un momento la sensación de inmortalidad tan cegadora en la juventud, cuando se avanzan los pasos y la aniquilación se vuelve no sólo una prospectiva inminente, sino una presencia constante y creciente.
El absurdo de la vida no se ignora, se usa como motor [origen de la fuerza] para equiparar la sucesión de contentos con la “felicidad” (o cuando menos, para renunciar a la concepción de la felicidad como una condición en la que no cabe ninguna desdicha): Si no hay un propósito en estar vivo, la vida puede fragmentarse y hacerse así más asequible a las fuerzas de un ser humano atrapado en una sociedad para la que la experiencia existencial del individuo significa poco o nada, y cuya única fuente de poder radicaría en seguir las exigencias de una sociedad enferma de desprecio y ambición.
En Fishbowl, por ejemplo, se refleja particularmente esta dinámica entre el mundo pequeño en el que uno se apodera de un reino insignificante «you’re the king of the castle» dirigiéndose hacia una exterioridad inmensa e indescifrable «are you looking at me?» que acepta la inmensidad de ser fuera de un mundo‐pecera (en donde reside el contento‐mundo) y de carecer de perspectiva, rumbo, sentido «but when you find the ocean, how would you know where to go?»
Try Me captura, desfatalizándola, la esquizofrenia del concepto de libertad del capitalismo occidental «I can appear as and when you need» y el inevitable comienzo de la fragmentación del espacio de contento ante las exigencias externas que se mueven a usurpar el dominio del momento que antes era posible llenar autónomamente de pequeñas victorias y que ahora estará encadenado a otros momentos y también determinado por intereses y factores externos y mezquinos «Just witness this impressive list of my activities: Business! Dancing! Throwing a party… with you!».
…pero la finalidad de esta reseña no es el ser un catálogo de mi recepción de cada canción.
Bonito Generation no exige del escucha una reflexión existencial ni social. Por lo contrario, las canciones motivan la concreción del contento‐ahora. Cuando digo que el álbum es una apología de la vivencia como sentido total, es porque la experiencia de escucharlo se constituye en un momento tal.
La melodía es extremadamente envolvente, a tal grado que es difícil contener al optimismo que sobrepasa incluso al sentido de nostalgia también presente muchas veces como el punto de partida. Es además rítmicamente adictivo; evocadora del candor y de la satisfacción con decisiones ante las que la cultura del éxito corporativo suele ser crítica —el ocio, las diversiones improductivas, la exigencia de un yo terminado y decididamente dispuesto—. Se nos presenta una combinación de ritmos dulces y dinámicos, letras que reflejan momentos satisfechos, y una ejecución vocal que naturalmente refleja ingenuidad‐felicidad autocontenida (independiente de cualquier condición no actuante [actual]), y que compelen a un desvanecimiento de lo que nos impide al momento de la escucha el llegar al momento totalizado que en la canción se manifiesta.
Es, en fin, un antídoto para la desesperación y la abulia.