Política internacional
De lo que pasa en la política de los otros países: su gobierno, comportamientos y de la geopolítica en general.
No hay crisis humanitaria en Venezuela; y la escasez que sí hay es producto de quienes ahora quieren que se los reciba como a salvadores. En esos comboyes viajan, como en caballo de Troya, el proto‐fascismo colombiano, el neo‐fascismo brasileño, el imperialismo gringo, y la renuncia a la soberanía de cualquier país no alineado a los intereses del imperialismo occidental.
Ya Trump enlistó a los que siguen, pero, si consiguen su objetivo, esa lista apenas es el inicio.
Una breve pero iluminadora cuenta de lo que se está moviendo en Europa para conseguir el golpe y sometimiento en Venezuela.
Esto pone todavía más peso a la soberanía con la que se ha conducido el gobierno mexicano, para quien las presiones deben ser mucho mayores.
Después de décadas de debilitación deliberada de su capacidad productiva y refinadora, cargas tributarias imposibles, y corrupción exhudando de cada centímetro de Pemex —en los que no vieron problema alguno—, les basta un par de meses para degradar el valor que le ven para la utilidad de los inversionistas.
Que jamás se nos olvide que las fuerzas ideológicas, y ahora geopolíticas y militares que tienen a Venezuela bajo sitio son las que mueven estos hilos. Y esta degradación es un aviso, una narco‐manta de cuello blanco, para que no se nos ocurra desoír sus consejos.
Nótese la editorialización infantil, estúpida con la que bloomberg reporta el suceso. Puros principios rigen a esa gente.
Un cualquiera levanta la mano en una plaza, y las potencias mundiales hacen el resto. Como en sus mejores días de imperialismo en el xix, como si la gente venezolana fuera muda, ciega, sorda.
Washington cierra sus garras sobre su verdadero interés, y unilateralmente se apropia del dinero de PDVSA.
Sin tapujos, todos los potenciales beneficiarios de una política privatizadora y entreguista que ya les prometió su títere se manifiestan, presionan, aíslan… sin piedad despojan a los venezolanos de lo suyo, de alimentos, de medicinas, de lo que haga falta para que, desesperados, medio muertos de hambre, les den una legitimidad interna que nunca van a tener.
Un juego de conveniencias del mundo civilizado para obligar a un país soberano a que sea su sirviente, para que todos los demás aprendan lo que les pasa a los que se les niegan.
¿Otro Iraq, otro Vietman? ¿Hasta dónde se detendrá su arrogancia? ¿Hasta dónde vamos a seguir siendo sus títeres indefensos, sus explotados, sus muertos escondidos para que puedan negar internamente que su capitalismo es asesino?
estados unidos y sus rémoras, aplaudiendo y alentando un golpe de estado, patrocinando la violencia y la sangre que pueda correr. Hambrientos desesperados están de la desigualdad y la soberbia criminal que tanto extrañan en la tierra de Bolívar.
¡Qué pena! ¡Qué rabia! ¡Qué América!
Mal augurio para los bosques y selvas brasileños, ahora bajo el arbitrio del neo‐fascismo. Mal augurio, pues, para el resto del planeta.
Con el atentado de ayer, la derecha venezolana es la primera en graduarse de su ofensiva jurídico‐mediática a un golpismo abierto y asesino que además, tendería a influir en los otros países en los que hasta ahora les ha bastado con un golpismo blando para terminar de cerrar la pinza que, con todo, todavía está amenazad con romperse y sacar a sus presidentes forbes que tienen de amigos los mismos gorilas rabiosos de los setentas. ➻
¿Y a qué hora, pues, escucharemos de los demócratas sin adjetivos una condena contra el intento de magnicidio; o de los autonombrados liberales socialdemócratas contra la provocación a una guerra civil en Venezuela?
¿Y para qué tantos malavarismos tratando de convertir a AMLO en el Trump mexicano? Si tanto quieren hallar un símil de su criatura en América Latina, no creo que les cueste tanto trabajo encontrar a Argentina en un mapa.
“EE UU no tiene ninguna autoridad para hablar de terrorismo cuando son ellos los que lo practican enviando tropas a otros países”: Evo
“Whatever mistakes we have made (…) the United States of America has helped underwrite global security for more than six decades”: Obama /¿?