Academia
De lo que acontece en los ambientes académicos: Publicaciones, ponencias, teorías… Y también lo relacionado con su administración.
Lo que natura no da, tus asesores ignorantes y pendejos que aceptaron tu tesis ignorante y pendeja para perpetuar su estirpe de ignorantes y pendejos no prestan.
Finalmente, el ejecutivo decidió recortar más su propio gasto para poder cubrir con las demandas monetarias de las universidades públicas. En respuesta, Graue y amigos anunciaron que lo ejercerán con austeridad. Vaya pues, si así lo dicen —y, siendo como son, incapaces de mentira—, no queda más que creerles y congratularnos: la prudencia, decencia y honestidad gobernarán en adelante los destinos universitarios.
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Es una falacia de mala fe el decir que la reducción del presupuesto a las universidades es una reducción del presupuesto a la educación.
La UNAM ha escapado durante mucho tiempo al escrutinio de su alta burocracia y sus prácticas presupuestales en general. Escudándose bajo el argumento de ser la institución “más confiable” del país, se ha creado un aura de sacralidad a su alrededor; y, aunque las contribuciones de sus académicos e investigadores son fundamentales para las grandes discusiones nacionales y para su misión fundamental de aumentar el conocimiento científico —y en general— para el país y para la humanidad; es posible señalar sus errores sin despreciar lo antedicho.
No se trata sólo de los gastos frívolos, como viajes en helicóptero, o el uso —a veces exclusivo— de SUVs para transportar a investigadores o administrativos, las botellas miles de pesos, o los arreglos florales (cambiados cada semana) de mil quinientos para adorno de las oficinas de los directores de facultades e institutos, o de las millonarias fiestas de fin de año, o de las innecesarias remodelaciones. Se trata de que la política de gasto en general se alínea con la corrupción reglamentada (no tienes que robar para tener privilegios, simplemente te los asignamos como prestaciones) y desprecia los rubros que más beneficien a la misión que dicen ellos defender: Las cafeterías son concesionadas como negocios, y no se da a los alumnos becas alimentarias; los profesores de asignatura son tratados como accesorios desechables y reciben una paga muy desigual en comparación con los de carrera; la producción editorial y los proyectos de investigación están altamente politizados y son así irrelevantes; el compadrazgo y la discriminación son práctica corriente y normalizada; etcéreta.
La discusión debe empezar desde el interior, y la verticalidad y los privilegios en las universidades deben tomar un lugar central cuando se hable de sus recursos monetarios, y se debe, en fin, re‐evaluar la manera en la que las universidades públicas obedecen a su encargo constitucional.
Olvídense de la soberanía nacional (y odien más el concepto de nación) […] piensen, como siempre lo han hecho los burócratas de la cultura y de las humanidades, en ustedes y en sus hobbys, y usen los espacios institucionales para tratar de convencer a los veinte escuchas de la sala de que su pasatiempo es importante y para convencerse a sí mismos de su delirio narcisista de que la sociedad los necesita para ser […] civilizada… ➻